Hoy os quiero hablar acerca de una pequeña escapada que hicimos en el mes de agosto, más bien sobre el hotel donde nos alojamos. Sabéis que somos padres desde hace relativamente poco y lo máximo que hacemos a solas de vez en cuando (pero muy de vez en cuando) es salir a cenar. Teníamos preparado este viaje desde hace meses porque habíamos conseguido entradas para el concierto de U2 en Barcelona y mi chico me sorprendió con una noche en este precioso hotel que está a medio camino entre Madrid y Barcelona.
Consolación es un hotel ecochic ubicado en el corazón de la comarca de Matarraña (Teruel), la zona fronteriza con Castellón y Tarragona. Tanto el sitio como el hotel en sí son muy especiales. El núcleo del hotel es una ermita. La ermita actual es una reconstrucción de la ermita original del siglo XIV, realizada en la primera mitad del siglo XVIII. Pero lo mejor es que diez de sus doce habitaciones se ubican en cubículos individuales, muy minimalistas revestidos de madera de pino, firmados por las arquitectas Estela Camprubí y Eugenia Santacana.
Cada cubículo (de 36 m²) tiene orientación diferente pero todos tienen unas vistas increíbles al bosque de pinos, almendros y olivos. Las habitaciones, amuebladas con piezas vintages escandinavas, tienen una bañera excavada en el suelo de pizarra negra, una chimenea colgante y una pared que es una ventana a través de la cual se pueden contemplar unas puestas de sol alucinantes. A parte de los cubículos, el hotel dispone de dos habitaciones que están en el edificio que pertenecía al ermitaño. Una está amueblada en estilo nórdico y la otra en estilo barroco pero esas habitaciones no las llegamos a ver, solo en las fotos.
{Dos clásicos de diseño: la silla Mariposa (Butterfly Chair) diseñada en Argentina en el año 1938, también conocida como BKF por los iniciales de sus diseñadores que se conocieron en el estudio del gran Corbusier y la lámpara Cesta de Miguel Milà del año 1962 que representa el diseño español.}
Lo que llama la atención, nada más entrar en el hotel, es la recepción escondida en una especie de armario metalizado. Pasado el lobby se encuentra una sala multifuncional Playground con colchonetas a diferentes alturas y lámparas apliques de estilo Tolomeo y la sala biblioteca con una gran chimenea y un chester de piel desgastada.
El hotel dispone de un restaurante que elabora sus platos de los productos regionales como verduras ecológicas de Ráfales, trufa de Monroyo, Jamón con D.O. Teruel y muchos más. El desayuno en forma de bufe contaba con productos de primera calidad y varias tartas caseras que estaban para chuparse los dedos.
El espacio que llaman Garage es una sala multiusos con una gran chimenea de hierro con una decoración ecléctica y un poco retro. Se puede utilizar para leer, charlar con amigos o simplemente para trabajar, aunque no es lo que más me apetecería hacer aquí, teniendo en cuenta que a un par de metros se encuentra esta maravilla de piscina escarbada en la roca y con unas vistas magníficas.
¿Qué os ha parecido el hotel? ¿Sois fans de los hoteles boutique? ¿Conocéis alguno que merece la pena? Soy todo oídos.
¡Muchas gracias por la visita!